Entrenamiento físico vs técnico
Existen diferentes categorías de deportes. En unos, la técnica es predominante por encima del físico, en otros el físico juega un papel igual o mayor al técnico. Claro está que siempre van dados de la mano, pero en el caso del esquí alpino el nivel técnico es primordial. Pero, ¿hay que dejar a un lado el físico?
Seguramente estarás de acuerdo que no debe ser así. El esquí se trata de un deporte muy especial, ya que, a mayor nivel físico, mayor facilidad de ejecutar bien la técnica. De lo contrario, si no tenemos un físico que nos permite ejecutar la técnica, esta empeora hasta tal punto que perdemos toda eficacia. Por lo que no se trata de una faceta a la que no debemos prestar atención.
El esquí alpino es un deporte muy completo, en el que la fuerza juega un papel muy importante en el rendimiento de un esquiador. Se trata de un deporte en el que se debe aplicar mucha fuerza del tren inferior en cada viraje, y en el que debemos tener siempre una estabilidad muy elevada del tren superior debido a la gran velocidad alcanzada y a las fuerzas gravitatorias generadas.
Además, la intensidad siempre es máxima, por lo que la fatiga acumulada en pruebas que suelen comprender entre los 50" a los 2' (según la disciplina) es muy elevada, acumulando grandes cantidades de lactato y amoníaco en cada bajada. Si no tenemos en cuenta este factor, por muy buenos esquiadores que seamos, si no tenemos la capacidad de resistir a concentraciones elevadas de lactato, seguramente perderemos cualidad técnica y con ella rendimiento.
Trabajar la fuerza máxima
Existen múltiples valores de fuerza máxima. Esto es así porque, para cada intensidad (resistencia) que debamos mover, existirá un valor máximo de fuerza que vendrá determinado por la velocidad que podamos mover dicha resistencia (a mayor velocidad tenemos menos tiempo para aplicar fuerza). Cuando mayor sea la resistencia, mayor será la fuerza aplicada, llegando a la fuerza isométrica máxima. Por lo tanto, no debemos asociar el trabajo de la fuerza máxima con cargas absolutas muy elevadas próximas al RM, ya que para cada intensidad habrá un valor máximo de fuerza que vendrá determinado por la velocidad que podemos mover una carga relativa.
Aclarado este punto, el trabajo de la fuerza máxima en el esquí alpino es muy importante. Se trata de aplicar el mayor porcentaje de fuerza por unidad de tiempo, es decir mover a la máxima velocidad una misma intensidad relativa. Y aquí juega un papel muy importante el concepto del déficit de fuerza. Generalmente, debido al hecho que se suele asociar el trabajo de la fuerza máxima con intensidades relativas muy elevadas (próximas al RM), se trabajan con cargas absolutas muy elevadas que hacen que la velocidad de ejecución de los ejercicios sea muy baja. Se ha demostrado que trabajar con velocidades de ejecución próximas al RM, mejora la producción de fuerza para cargas muy elevadas, pero aumenta el déficit de fuerza en cargas menores. Es decir, no se trasladan las ganancias de fuerza máxima en intensidades sub-máximas donde la velocidad de ejecución es mayor. De nada sirve tener un pico de fuerza máximo en intensidades máximas, si esto repercute con una pérdida de fuerza para intensidades menores, donde la principal cualidad es aplicar la mayor fuerza en el menor tiempo posible (fuerza útil).
¿Cómo trabajar la fuerza?
Debido al hecho que en el esquí los requerimientos de fuerza son muy elevadas, se deben de trabajar con intensidades elevadas, pero nunca con intensidades próximas al RM. Solo se debe trabajar con dichas intensidades cuando se quiere realizar un trabajo de coordinación intramuscular (trabajo neuromuscular), pero siempre combinado con intensidades relativas bajas para que haya transferencia.
Se deben de trabajar con intensidades comprendidas entre el 60% del RM y el 85-90% del RM (trabajo de coordinación intramuscular), nunca llegando al fallo y siempre pensando en aplicar transferencia con intensidades menores (60%) para reducir el déficit de fuerza.
Como en toda planificación, según el entrenador y la metodología utilizada, a medida que se acercan las competiciones objetivo, se realizaran ejercicios más específicos. Es decir, el trabajo de fuerza máxima se realizará especialmente en las fases acumulativas de la temporada. A medida que se avancen hasta el/los periodos de transformación/competitivos se realizarán ejercicios más específicos. Trabajos propioceptivos (sobre superficies inestables), ya que como en el esquí, debido a las grandes velocidades alcanzadas hay que trabajar esta inestabilidad y tener la capacidad de aplicar fuerza en condiciones adversas.
Resistencia en el esquí alpino
Como ya hemos comentado anteriormente, una de las principales cualidades que debe tener un esquiador es la capacidad de resistir en concentraciones elevadas de lactato. Se debe de trabajar mucho la capacidad anaeróbica láctica (capacidad de trabajar y persistir con intensidades muy elevadas por encima del umbral de lactato VT2) y en especial la potencia aeróbica, la capacidad máxima de producir energía por medio del oxígeno.
El trabajo de estas dos cualidades ayudará mucho al esquiador a poder ejecutar un nivel técnico elevado durante un mayor tiempo, y por consecuencia ayudará mucho a mejorar su rendimiento competitivo.