¿Por qué entrenar por potencia?
Para poder determinar la carga de un entrenamiento (la fatiga que nos ha generado) es necesario conocer dos magnitudes de la carga. Una es el volumen, que se refiere a la cantidad total de trabajo que se realizará durante un entrenamiento o unidad estructural del mismo (microciclos, macrociclos, repeticiones, series, etc). Por otra parte, debemos ajustar la intensidad a la que se realizará dicho volumen. No es lo mismo correr una hora a 130 pulsaciones por minuto (ppm) que a 170ppm. Por lo que la carga vendrá definida (principalmente) por estas dos magnitudes (entre otras más como la densidad).
Aclarados estos conceptos, se programan las cargas estructuradas en forma de microciclos (dentro de la planificación anual del deportista) según el objetivo de la planificación.
La gran pregunta es, ¿Será capaz el deportista de seguir adecuadamente las cargas planificadas para que se den las adaptaciones esperadas?
Llegados a este punto es cuando surgen algunos inconvenientes, especialmente para aquellos que suelen entrenar por pulsaciones. Es muy difícil entrenar a una intensidad concreta por el simple hecho de que las pulsaciones dependen en gran medida de factores externos (temperatura, altitud, fatiga, enfermedades, etc.). Estos factores hacen que los ritmos de entrenamiento (intensidades) varíen mucho entre diferentes sesiones de entrenamiento, por lo que la carga programada variará (y mucho) entre sesiones. No es lo mismo correr a 160 ppm un día de frío, que correr a 160 ppm un día que de mucha calor. Este hecho hará que las intensidades relativas varíen entre sesiones haciendo que, por ejemplo, en la primera sesión muevas 230 vatios y en la segunda (con mucha calor) muevas tan solo 180 vatios. Estos dos entrenamientos se estarán realizando en zonas distintas de entrenamientos debido al hecho de que las pulsaciones varían mucho entre sesiones.
¿Cómo solucionamos este problema?
Por suerte para el entrenador existen los potenciómetros. Estos miden el trabajo realizado por unidad de tiempo sin verse afectados por factores externos (simplemente se calibran cuando las condiciones de entrenamiento varían mucho). Gracias a la potencia, se puede ajustar con mucha más exactitud las intensidades relativas de los entrenamientos respecto a las planificadas, siendo lo mismo mover 200 W un día que hace mucha calor, que otro día que hace mucho frío. Siempre sabrás que estarás trabajando dentro la zona planificada.

Aun así, no debemos obsesionarnos tan solo con los vatios. Nuestra frecuencia cardíaca es un excelente indicador de nuestra eficiencia aeróbica. Podemos medir únicamente por vatios y ver como, efectivamente, cada vez más somos capaces de aguantar una determinada potencia por unidad de tiempo. Pero, las pulsaciones nos dirán si estamos siendo más o menos eficientes. La eficiencia viene determinada por el incremento del pulso durante el tiempo bajo una misma intensidad. Por lo que nuestra recomendación es, entrenad por potencia, y utilizad la frecuencia cardíaca para medir vuestra eficiencia global (no solo de un entrenamiento por la variabilidad de la misma).
Ventajas de entrenar por potencia
- Más precisión para trabajar con las intensidades programadas.
- No hay variabilidad, los vatios no le afectan valores externos.
- Puedes ajustar mejor los ritmos de entrenamiento.
- Puedes marcar con más facilidad objetivos. Tratar de entrenar para realizar una competición a un ritmo determinado sin que este se vea afectado por otros factores.